viernes, 17 de diciembre de 2010

TODOS LOS TRABAJOS ESTABAN PROHIBIDOS Coescrito con javi88 - parte 3 de 3

CAPITULO 4: ¿Muerto el perro se acabó la rabia?

Los olivos volvían a llenarse y el estado no permitiría otra vergüenza, las calles hablaban del enviado que llegó para salvarlos, del milagro de la rama de oliva, se rumoreaba una analogía con la parábola de la multiplicación de panes y peces y para colmo se llamaba jesús. El Estado había agotado todos los mecanismos legales para desenmascarar la gran farsa, por lo que jesús imaginaba el más drástico de los finales, pero estaba preparado de cuerpo, mente y alma.

Una madruga, con las luces apagadas, los vecinos vieron entrar a la fábrica dos autos, ocultos bajo una noche oscura, se escucharon puertas derribadas, disparos y muchos ruido, tanto, tanto ruido, tanto ruido y al final por fin el fin. Los coches salieron raudamente sin prender las luces y al llegar a la esquina doblaron sin pisar los frenos en una maniobra digna de una película de acción y tras una explosión que convirtió la noche en día, la casa y los galpones ardieron en llamas. Al día siguiente, jesús y su familia pasaron a engrosar las listas de desaparecidos.

Ella, que todo lo había observado desde la ventana de su cocina, que todo lo sabía, desde las antiguas reuniones de la logia, hasta las más recientes reuniones de la mano oculta, que pudo deducir rápidamente que don jesús, el plomero del barrio, el ex gerente de la aceitera, el maestro de la escuela y el hijo de don jesús estaban produciendo nuevamente oliva y que calló convenientemente, incluso ante las amenazantes entrevistas de los enviados del gobierno, recorrió las cenizas aún tibias en busca de una pista que le permita cerrar la historia. Al igual que el gobierno que rastrilló profesionalmente los restos de la fábrica, nada pudo encontrar, ni puertas secretas, ni accesos escondidos, ni doble fondos, nada de nada. La vecina pensaba que el gobierno simulaba rastrillar la escena para esconder sus culpas, hasta que al pararse en el jardín trasero en el lugar donde solía sentarse jesús con su silla blanca de madera despintada, le pareció sentir a través de sus sandalias el rechinar de maderas gastadas. Se agachó como para atarse los cordones (que no poseía, nadie se percató por suerte de semejante torpeza) escavó unos centímetro y se encontró con una caja de madera, la ocultó entre sus polleras y se fue silbando bajito.

El único error (adrede ¿porque no?) del plan maestro fue el olvido de semejante prueba, dentro de la caja de madera estaba la Bitácora de jesús. Ella se conformó con conocer el final de la historia, escondió la Bitácora y continuó con el juego, convirtiéndose en cómplice y actora de aquel ilícito que cambiaría la historia, se decía a sí misma la sexta miembro del grupo, la mujer que la masonería no hubiera aceptado pero que los salvó (más luego verán porqué) sin gloria ni reconocimiento alguno de la única forma de morir que existe, la de ser dejados en el olvido. “Cuanto más grande el acto, hace que parezca más pequeña la oculta visión aquí” recordaba un poema de la infancia.

La gente temía, pero los niños no, que volvieron a jugar a recoger los frutos de los olivos y a depositarlos en el estanque frente al molino y pronto se completó la recolección. Con el pasar de los días, los rumores de nuevos premios colmaron las calles y llegaron al ahora desbastado predio de jesús, nuevos envíos de comida, combustible, remedios y otros elementos que la gente podía retirar gratuitamente. A gritos en la calle se hablaba del milagro de jesús, se vendían remeras con la cara de jesús, con un racimo de olivos, con frases del tipo “jesús resucitó entre los muertos” o simplemente “jesús vive”, pero vender remeras es un trabajo, sentenció el máximo órgano local. Y de repente, como iluminados por tanto tiempo de desidia y displaceres, se rebelaron en forma masiva todos los ciudadanos del país y simplemente, ese día, todos volvieron a trabajar. Con increíble reacción y demostrando una lectura casi al instante de los hechos, el presidente ordenó a sus nuevos viejos ministros que se ajusten a las circunstancias y se reglamentó la inmediata vuelta al trabajo y el cese del luto nacional.

Ultima hoja de la Bitácora de jesús:
Hoy trabajamos todo el día, es 1° de mayo, es tiempo de la última reflexión. Pasamos tanto tiempo tratando de cambiar el curso de las cosas, evitando ir directo, evitando confrontar, será el miedo que nos impide o nuestros principios. Pienso que este pueblo sumiso, que aceptó tan fácil el decreto de no trabajar, tiene ahí nomás tan cerca, a la mano, la solución de hacer desaparecer los efectos, deberían ser expeditivos, animarse a querer hacer lo que quieren, solo así lo obtendrán. Hoy cenamos por última vez en la superficie de esta tierra y antes de que nos trague, bajaremos nosotros mismos sellando para siempre nuestras propias tumbas y continuaremos allí nuestra única costumbre atávica: trabajar... trabajar... trabajar...

Sin pruebas que lo sustenten, dicen que dicen, que la vecina entrometida un día después del cese del luto hizo cavar y rescatar a la familia de jesús que todavía tenía, agua, oxígeno y comida para una campaña más.

viernes, 10 de diciembre de 2010

TODOS LOS TRABAJOS ESTABAN PROHIBIDOS Coescrito con javi88 - parte 2 de 3

CAPITULO 2: Trabajar sin trabajar.

Lejos de la capital, cuando empezó la prohibición, cuando las penas eran simples multas, jesús fernández la violó sistemáticamente, pasó por todas las etapas de castigos, tuvo que retractarse en público, luego por escrito, fue objeto de inhabilitaciones de todo tipo y finalmente sufrió las penas de reclusión y prisión. Pero esto fue una experiencia casi unánime puesto que mientras los métodos de represión fueron legales la gente no dudó en violar la ley, pronto las multas dejaron de tener sentido, nadie las pagabas, claro está, la amenaza de una pena superior ya no amedrentaba a nadie puesto que la inhabilitación de un comercio o una profesión, actividades que por ley estaban prohibidas, era prácticamente un chiste. Al principio las cárceles eran una amenaza aceptable pero con el correr de los días fueron perdiendo poder de coerción para convertirse finalmente en un muy atractivo lugar de relajación.

Cuando la represión legal colapsó, comenzaron a autorizar a la Policía para actuar con violencia física, a usar las armas y finalmente llegaron los secuestros, las torturas, las detenciones clandestinas y las desapariciones. Y los rebeldes perdieron el valor, jesús como muchos otros pasaron a la pasividad total, a vivir del aire, sin nada más que hacer que levantarse a la mañana y acostarse al atardecer.

De la Bitácora de jesús:
Hoy es 27 de julio, San Pantaleón...que en verdad debería llamarse San Pantagato, ya que murió recién después de la séptima vida!!!! Después de volver a soñar con todo lo prohibido y restringido que me gustaría hacer, cosa que me sucede casi todas las noches y siestas desde la puesta en vigor del fatídico decreto, me desperté de improviso por el frio insoportable. Rápidamente mis ojos comenzaron a buscar en la oscuridad algún indicio que ojalá faltase poco para que comenzase el alba, al menos así subiría algún grado la temperatura y podríamos salir de la cueva para buscar algo de comida y pasar el día. Pero que nos importaba el frio o el calor, si nada podíamos hacer... pensé para mis adentros.
_ Al menos, por ahora, se les pasó por alto prohibir los bebés y niños -como leyéndome la mente mi compañera respondió en voz alta- la única cosa natural que podemos ejecutar sin temor a sanciones es la de hacer el amor y engendrar nuevas vidas.
_ Y quién quiere traer chicos a este mundo -esta vez le respondí sin pensar- ni siquiera por error, ya sabes que cuando se hace el amor existe la posibilidad de que la mujer se embarace, como decía un viejo conocido: “hay polvos y polvos, y algunos vienen con regalo...”
_ ¡jesús! -murmuró refunfuñando-, si seguís así te vas a olvidar de como se hacía...
_ No hay problemas, en 5 minutos se aprende, sino pregúntale a, esteeee, aaa, a... mejor no te digo, no es de buen caballero hablar por detrás. Y además está prohibido hablar a las espaldas, je je je je, me viene de reirme con ganas cuando me conviene ¡¡¡esta ley de mierda!!! Será que después de todo no estará tan equivocado meter un poco de orden...
_ ¡Te estás volviendo loco! -gritó con todas sus fuerzas y me hecho del lecho diciéndome- ¡Anda a trabajar así te meten en el manicomio o te crucifican en la plaza mayor!

Para jesús fernández que mamó la teta del laburo desde la más tierna infancia, que llegó a estas tierras como inmigrante en busca de paz y prosperidad, que fracasó como agricultor frente a la langosta que le arruinó el negocio, que trabajó como viajante vendiendo máquinas de coser, repuestos y otros enseres, que tuvo un éxito sin igual como murguero autónomo, que luego se independizó para crear su primera empresa, La Lanera Española y más tarde la primer fábrica de aceite de oliva en la región, la prohibición de trabajar era la muerte misma. Jesús sabía que no podía vivir sin trabajar, el trabajo era para él el condimento de la vida, no podía disfrutar sus niños sin las anteriores agotadoras horas de trabajo, el amor no tenía angustias que combatir, las horas se congelaban en un eterno esperar que el día próximo comience, sus manos antes firmes, duras y enllagadas, ahora temblaban al tiempo que se ablandaban las viejas heridas del pasado. Así fue como, al despertar de otro sueño de largas horas de trabajo forzado y esclavo (que jesús vivió como reconfortante) tomó la decisión indeclinable que trabajaría en la más absoluta clandestinidad.

Que podía hacer jesús que no fuera lo que ya sabía hacer, con tantos años no tenía tiempo de aprender un oficio nuevo, ni experimentar nuevos rubros comerciales, tarde o temprano, más temprano que tarde seré descubierto (pensó jesús) y con ello, si la suerte está de mi lado, será desbaratado todo mi plan y si no lo está vaya a saber que nefastas consecuencias tendría que enfrentar. Debía ser una actividad conocida, que le permita una rápida implementación, que le dé frutos en el corto plazo y sobre todo que le permita usar los pocos recursos que aún le quedaban. Desde que comenzó la prohibición jesús perdió la flota de camiones entera (una importante flota que servía a su fábrica y hacia fletes a gran parte de la empresas vinícolas y oleícolas de la región) en manos de los acreedores y del Estado (nótese que este último no dudó en cobrar sus acreencias a pesar de la prohibición que impedía a los contribuyentes generar recursos), pero tengo la fábrica de oliva en desuso, pensó y pegado a ella está mi amada “Tarumá” una quinta de 500 hectáreas completamente cubierta de los más frondosos olivos.

Sin saberlo jesús había pasado sus últimos 3 meses (desde que se inició la utilización de métodos ilegales, que coincidió con su autopase a retiro) sentado en una silla de madera despintada y vieja, entre la fábrica y la quinta controlando el crecer de los frutos y lamentándose por el desperdicio que significaría dejar pasar la cosecha que se avecinaba. Tenía pues los tres elementos indispensables de la receta, uno: decisión indeclinable de trabajar en la más absoluta clandestinidad, dos: los recursos (fábrica y quinta) y tres: un plan magistral, arcano y desopilante. Un plan que permitiría producir oliva en las narices de los propios militares y policías que velaban por la ley suprema de no trabajar, exportarlo (el comercio interno había desaparecido por completo) y finalmente lo imposible, producir algún tipo de beneficio económico, al menos como para sustentar todo el sistema.

Convocó en una reunión clandestina a cuatro cómplices, cuidadosamente seleccionados por las capacidades técnicas que el plan requería y miembros todos de la masonería a la que jesús también pertenecía. Esta última característica, no era casual, le aseguraba a jesús ciertos valores comunes, sobre todos respecto al trabajo y le otorgaba al grupo una disciplina de formas y comunicaciones secretas que todos conocían, por lo demás, el grupo estaba constituido por un maestro de escuela, un plomero, el ex–gerente de la aceitera y su hijo menor, cronista del diario local en la sección deportiva y social.

CAPITULO 3: La logística y Venta

El gran problema de jesús era esconder el proceso de recolección, producción, logística y venta a los ojos vigías del gobierno. Tenía una idea bien clara, escondería la producción de aceite llevando las maquinas a los sótanos y túneles subterráneos que una vez sirvieron a jesuitas y viajeros para defensa de los ataques indígenas, sótanos y túneles que jesús encontró y hábilmente conservó al momento de montar su flamante fábrica de aceite de oliva y que sirvió por largo tiempo para las reuniones secretas de la logia, autodenominada “la Mano Oculta”. Pero se le quemaban los papeles a la hora de idear un método invisible de recolección, logística y venta y fue para esto que convocó a sus compatriotas masones y comenzaron las reuniones secretas del grupo de los cinco.

Mientras el ex-gerente comenzó las tareas de ingeniería para poder instalar las máquinas bajo tierra, el hijo menor entabló negociaciones con el exterior con un doble objetivo, vender la futura producción y diseñar un plan de encubrimiento del retiro de las máquinas desde el galpón hacia el sótano sin levantar sospechas. El maestro, por su lado, propuso instar, engañar y motivar a todos los niños de la ciudad a un juego (jugar no se consideraba un trabajo) que tenga como resultado final la recolección de los frutos y finalmente, el plomero (esta sería la más descabellada y revolucionaria idea) propuso usar la cañería de agua corriente (en desuso pues todos los servicios estaban suspendidos) para acarrear el aceite desde la fábrica subterránea hasta la frontera con el país vecino, donde debía hacerse la transacción.

Para el plomero fue fácil conectar la fábrica subterránea con los caños de agua que pasaban por la vereda sin levantar sospechas, pero no fue fácil encontrar el cruce conveniente de frontera, luego de un minucioso rastreo eligió un paraje desolado en las afueras de la ciudad donde una calle terminaba en el río limite del país, allí la cañería de agua abastecía al último barrio de la ciudad. Pero lo más complicado fue ir cerrando el paso de las casas, de los barrios y de las bifurcaciones de la red para que el camino del aceite sea uno solo hasta el cruce de frontera elegido y finalmente tuvo que ingeniar complicadas excusas para completar el tramo para cruzar el río y terminar en una canilla a orillas del país vecino.

Mediante exhorto internacional una empresa extranjera cómplice trabó embargo sobre las maquinarias de la empresa de jesús en reclamo de una deuda pendiente, jesús solicitó al gobierno ayuda para salvar sus maquinas y consolidar la parodia, solicitud que el gobierno rechazó de cuajo, vio una oportunidad para deshacerse de un foco de controles y facilitó la salida inmediata sin poner traba alguna. Los camiones entraron vacios y salieron sin controles, también vacios, sirvió semejante movimiento para ocultar el pasaje de las maquinas no a los camiones sino al subsuelo. Y sirvió también para cerrar trato entre el presidente de la empresa extranjera disfrazado de camionero y jesús, firmando todo los compromisos de palabra y explicando la ubicación exacta de la canilla que proveería el producto final.

A tiempo para la cosecha cientos, que digo cientos, miles de niños de la ciudad encontraron divertido desvestir los olivos de sus frutos con sumo cuidado y arrojarlos a un enorme estanque frente al molino, desde allí por tubos subterráneos eran transportados hasta la fábrica donde era molida la aceituna, se amasaba la pasta resultante y posteriormente se centrifugaba para lograr la correcta separación del aceite. La canilla del país vecino no cesó hasta el fin de la cosecha y el aceite resultante ese año fue considerado en el concurso de agricultura y pesca como el mejor aceite de oliva extra virgen del país extranjero en la categoría frutados maduros, en la expoliva fue merecedor del primer premio al mejor aceite extra virgen categoría frutados verdes no amargos y continuó ganando premios y sin saber jesús, su producto valía en Europa (literalmente) su peso en oro.

Pero dicho éxito traería consigo la semilla de la destrucción. La empresa extranjera en aras de compensar semejante éxito comenzó a enviar a jesús comida, combustible, remedios y otros elementos que escaseaban en la ciudad y en el país, elementos que jesús dejaba a disposición de quien quisiera retirarlos (no lo repartía para no ser acusado de trabajar). Con el tiempo los rumores corrieron y los galpones vacios de la fábrica fueron allanados por la justicia en varias oportunidades, encontrando a jesús cómodamente sentado en su blanca silla despintada observando pasivamente la quinta de olivos, ni un trabajador, ni un socio, ni un gerente, ni un plomero encontraron en las requisas.

Pedazo de papel a medio quemar, Bitácora de jesús, del 31 de julio:
“...yo que fui el menor de trece hermanos, que he llegado a este país solo y a pie, cada vez que me hecho a contemplar el cielo, ¡que vil me parece la tierra! Cuando más necesitás, nadie te regala nada, ahora que no soy nadie, nadie me regala nada, nadie da nada a cambio de nada, ¿cuanto será valiosa esta nada? ¿Habrá que sacrificarse para conseguirla?, ¿valdrá más, el esfuerzo por nada? o ¿nada valdrá más que el esfuerzo?. ¿Con cuál sentido hacemos las cosas y con cual hacemos nada?...”
“...vivimos solo una vez, ¿para qué entonces aplicamos toda nuestra concentración física y mental para lograr hacer nada?, ¡nada responde a mis preguntas! o ¿nadie me responde nada...?

viernes, 3 de diciembre de 2010

TODOS LOS TRABAJOS ESTABAN PROHIBIDOS Coescrito con javi88 - parte 1 de 3

CAPITULO 1: Todos los trabajos estaban prohibidos

Con la llegada del invierno, todo el país, tanto propios como contrarios, vio muerto a su máximo líder político. El gobierno declaró luto nacional y apagó las luces. Hizo que los teatros y los cines levanten sus funciones y los comedores bajen sus persianas. En principio se pensó en un periodo de luto de no más de tres días pero, por error tipográfico o por exceso de devoción de los ministros encargados de ejecutar la orden presidencial, el decreto que ordenaba el cese de las actividades y la prohibición de trabajar no llevó (y luego nadie se animaría a admitir el error) fecha de vencimiento. La única actividad permitida fue la proyección de una película del occiso frente al monumento nacional que se repetía día tras día, en un rito insoportable que convirtió pronto a dicho mausoleo en el más solitario estandarte de la nación, pues la gente esquivaba pasar por allí aunque tuviese que alargar camino y todos los vecinos se mudaron dejando vacías todas las casas y edificios a más de mil metros a la redonda de la pantalla gigante que proyectaba y ocultaba al líder y al monolito, respectivamente.

Extracto de la Bitácora del ilustre jesús fernández, rescatada del fuego...
Día de la fecha, 26 de julio, ...y Dios dispondrá que la benefactora termine su vida terrena... en tanto en mi tierra, la única que cuenta, el famoso Decreto ordenaba que todos los trabajos estaban prohibidos y después descubrí que no solo trabajos y quehaceres pagos se prohibían, sino tantas cosas; por ejemplo no se puede vender en las playas ni en la calle, está prohibido pasear perros, porque además no hay más perros (están prohibidos por ser un símbolo del status perdido), no se puede ir desnudos por las calles, de todos modos el frio lo impide, se prohibieron los fuegos artificiales, de día y de noche; en la plaza hay un controlador (ad honorem) que te hace la multa si das de comer a las palomas, perros y gatos callejeros y ni siquiera te podes meter a las fuentes, que además no tienen agua, mucho menos en verano. El colmo son los jardines y paseos, llenos de yuyales, ya que se prohibió cortar el césped. Está prohibido pisar fuera de los caminos o veredas en las plazas, y ojalá no pises un hongo o una flor, te matan. No se puede fumar en lugares públicos y privados, está prohibido besarse adentro de los autos y a los jóvenes se les multa si usan piercing o tatuajes osados. En todo el país se condena la prostitución a pagamento, ni siquiera está permitido robar carteles o hacer grafitis en las paredes. Ni se te ocurra poner música, te multan con 100 días de cárcel. No se pueden repartir volantines afuera de los lugares de concurrencia pública y para no interrumpir la paz, tampoco adentro. Ni que hablar de los lavavidrios o mangueadinero en los semáforos, a tiros los corren. Se reprime con la horca lavar el auto. No se puede pasear con cervezas en la mano ni menos ir a comer a restaurantes étnicos. Esta terminantemente prohibido en la playa ir en cueros, jugar a la pelota, construir castillos de arena, recoger piedritas y moluscos y ni si quiera juntar arena, no solo en contenedores de cualquier tamaño a tal fin, tampoco en los bolsillos, toalla y/u ojotas. Si te duele la espalda o estás contracturado, quedate tranquilo, no te quejés (está prohibido, porque no debemos generar el descontento ni por contagio) y no te hagas hacer masajes, las multas son saladisimas. Se sanciona a quién da limosna, y a quién la pide, ni siquiera en la iglesia a la hora de la misa se podía; pero la lista es larguísima y nadie sabe dónde termina...”


El país se sumió en la más absoluta pobreza, no ya de bienes solamente, sino también de dignidad, de sentido, de ganas de vivir. Descontentos como los de jesús se repetían a lo largo, a lo ancho y a lo alto del territorio nacional y un estado de ebullición reinaba en todos los estratos sociales que vieron vulnerado su preciado derecho a trabajar. Quedaron exceptuados, por supuesto, los ñoquis del Estado a los que se les permitió continuar en sus puestos rentados, pagándoles desde la reservas del Banco Central, ya que pasaron a ser el más claro ejemplo de que lo debía hacerse, nada.

martes, 23 de noviembre de 2010

Libertad (con aporte de Amén)

Caminaba en el monte si perder
la esperanza de amar
con salvaje instinto animal.
Solo él recorre las praderas,
los arroyos, el sembrado
tiene sueños de mares y montañas
tiene ganas de nuevos continentes,
pero el precio que ha pagado es tan alto
o más alto que todo lo ganado.
O tal vez, con praderas, arroyos y sembrados,
compensó los desiertos, los estanques y los terrenos áridos
y quizás remedió con mares y montañas
el vacio, la planicie y la soledad.

sábado, 23 de octubre de 2010

A N A L Í Z A M E (4º parte de 4)


Capitulo 4 – El examen

Silvana acababa de declarar su amor, mesa con desayuno por medio, inmóvil, con la mirada clavada en los ojos de Frida, podía anticipar su reacción. Tenemos examen en económicas evadió Frida y levantó todo lo que estimó innecesario para que Silvana termine su desayuno, tomó sus cosas y desapareció. De camino a la Facultad puso su mente en blanco se concentró en las formalidades que debía cumplir, al llegar organizó absolutamente todo con puntillosa obsesión y se sentó a esperar a su Adjunta.

Afuera los alumnos esperaban impacientes el inicio del examen, la cátedra jamás tenía estos inconvenientes, aunque desde las llegada de Silvana algunas cosas habían cambiado, un poco de color y algunos sobresaltos salpicaron un año electivo diferente. Dos horas más tarde llegó Silvana y el examen pudo comenzar, Frida estaba realmente molesta pero nada se animaría a decirle a Silvana que ardía en llamas y lo hizo saber de inmediato, juntó a los alumnos y pidió perdón por la tardanza, debí resolver un problema personal de mayor importancia se excusó.

Y adivinen quienes abrieron la mesa en un insólito pedido de compartir examen que Silvana autorizó sin preguntar. Con un despliegue que nada tenía que ver con la estructura del programa comenzaron a verter ejemplos venidos de la literatura o explicaciones poco convencionales y lejos del vocabulario que Frida hubiera pretendido. José Luis comenzaba a exponer luego Javier terminaba la idea y se fueron cebando y uno empezaba una frase y otro la terminaba hasta el extremo infantil de decir una palabra cada uno con una coordinación increíble y Silvana tuvo que taparse la cara con una carpeta para esconder una carcajada. Y de repente sin que ni José Luis se lo espere, Javier sacó una galera de mago (vaya a saber donde la tenía) metió la mano dentro e hizo un gesto como si arrojara algo muy suavemente hacia el rostro de Frida, un segundo después Frida tiró la cabeza para atrás y se frotó bruscamente la boca como si algo la hubiera tocado, su rostro se disfrazó de furia y susurró para sus adentros algo que nadie entendió, como un insulto o algo así.

Frida sabía que los conceptos estaban aprendidos y que para colmo hasta era interesante la exposición y que había tenido que concentrarse para mantener su rostro inmune a los embates descabellados de aquel examen, hizo un largo silencio antes de escupir su primer pregunta, miró fijamente a José Luis y dijo, José Luis a ti te pregunto (como queriendo dejar claro que no soportaría una contestación a dos voces) ¿qué es el Complejo de Edipo?, ni idea contestó, es más no creo que exista, Edipo mató a su padre y se fifó a su madre al punto de hacerle cuatro críos, ¡imaginate si la fifó!. Es lo contrario a un complejo que comienza con una falta, ¿qué le faltó a Edipo, hacerlo con la hermana?, el Complejo es de Castración justamente para evitar que nos convirtamos en una sociedad de Edipos. En el triángulo amoroso hijo, mamá, deseo, el papá tiene que decirle a la mamá, vení para acá, mirá que vos sos mi mujer, que este pendejo se busque otra. Al flaco le cortan las piernas y lo dejan con las ganas (es un concepto fundante en la teoría de Freud) que percibe a través de la sensación de que le faltan las piernas el significado que éstas tienen para él y construye a partir de ello su propio camino. Frida sabía que tenía razón, sabía que la pregunta adolecía un error garrafal pero quería ahorrarse la fatiga de largas explicaciones, el universo estudiantil no hacía esos planteos, respondía de memoria cual maquina contestadora y con una mueca de inconformidad escupió otra pregunta a Javier. Una pregunta llevo a la otra y sirvió Borges, Saramago, Emily Dickinson, Schopenhauer, Kundera y también el panadero, un cántico de la cancha, explicaciones torpes e improvisadas porque al decir verdad nunca estudiaron un “cazzo” y lo que aprendieron lo sabían de aplicar cada cosa que leyeron a la “terapia del mate”, a la interpretación de los versos y de los escritos, práctica que se robó todas las supuestas horas de estudio.

Frida decidió desaprobarlos, Silvana escuchó atónita, analizó sus alternativas y disparó al medio de los ojos, a mi juicio es un ocho y se planteó una discrepancia que no se resolvería en aquel día, Frida intentó convencerla (un universo la separaba de Silvana), inútiles palabras, callando hubiera dicho el doble y la noche la sorprendió sin haber completado siquiera un examen. Sobre el final había hablado tanto sin escuchar una sola palabra de Silvana que se sentía vacía, la miró tan sentada, tan callada que quizás finalmente le cayeron las fichas. Cerraron un acta inconclusa y Silvana desapareció.

Frida volvió a su departamento desconcertada hubiera querido ser menos Frida aunque sea para satisfacer un deseo de Silvana, le hubiera gustado poder dejar sus convicciones por un instante y dar un pasito hacia su propia felicidad, caminaba pensado es Silvana, en su redonda cara, en sus hermosos senos, su cuidado cabello, su sonrisa infante, sus ojos (pensó que le recordaban a su madre) y de repente se estaba permitiendo lo que nunca, cuando vio a su padre sentado en el umbral de su edificio. Diez años después volvía a aparecer con la esperanza de que el tiempo hubiera dotado a Frida de un entendimiento capaz de superar el dolor que no permitió tiempo atrás perdonarle todo los pecados cometidos. Inmensamente más sosegada, pasó por frente a su padre, abrió la puerta del edificio y lo invitó a pasar. Subieron hasta el décimo piso, entraron al departamento, Frida puso la cafetera sin emitir palabra lo invitó a sentarse y se dirigió a la habitación de Silvana. Durante varios minutos miró la habitación desnuda con las puertas del placar y los cajones abiertos como queriendo mostrar el abandono, sin cuadros en la paredes, ni objetos olvidados, tan cuidadosamente mudada como quien no quiere excusas para volver. Y sonó la chicharra de la cafetera para despertar a Frida de su mundo, su padre estaba sirviendo los cafés cuando Frida estalló en llanto, sin pausa y con prisa relató sus últimos años de convivencia y declaró su amor por Silvana. El padre ni terminó su café y se marchó desahuciado y la abandonó de nuevo cuando más lo necesitaba, Frida lo vio alejarse a través de la acera desde el balcón de su décimo piso y pidió a Dios el privilegio de morir.

F I N.

jueves, 14 de octubre de 2010

A N A L Í Z A M E (3ª parte de 4)


Capitulo 3 – Terapia para mi mate.

Comenzaron a estudiar después de clases en un altillo refaccionado de la casa de José Luis, al que se accedía por una escalera con baranda de hierro pintada de verde militar situada en el jardín trasero. Aquel cuartito estaba íntegramente pintado de blanco, poseía un ventanal que ocupaba toda una pared y que dejaba entrar océanos de luz hasta en los días más nublados y una escalera de madera perfectamente reciclada que daba acceso a la terraza a través de una puertita de un metro cincuenta de alto que obligaba a encorvarse para traspasarla. En el altillo estudiaban, en la terraza descansaban y filosofaban.

Sicología se cursaba en el segundo cuatrimestre, las bellas clases de Silvana y los controversiales comentarios de Javier y José Luis llenaron por primera vez el aula de alumnos curiosos que en otros años se presentaban directamente al examen como libres después de reiteradas faltas. Los comentarios controversiales saturaron a Frida que los enfrentó con sus profundos conocimientos, pero lejos de amedrentarse en cada clase los niveles de discusión se elevaban y acomplejaban, finalmente Frida tuvo que dejar su orgullo de lado y solicitar la ayuda de Silvana para reprimir los embates de estos dos colegiales, como solía llamarlos. Para Silvana era solo un juego y se divertía muchísimo cuando los jugadores se tornaban activos y a Javier y José Luis podía recriminárseles cualquier cosa menos pasividad, así que los reprimía en clases y los incitaba a espaldas de Frida.

Para entender conceptos comenzaron a aplicar lo aprendido en los objetos que se encontraban a su alcance y pronto el mate (fiel compañero de estudio) se convirtió en el paciente experimental para su práctica del sicoanálisis. Comenzaron a suponer los posibles problemas existenciales del mate pero el análisis se tornaba imposible, necesitaban que el paciente hable, si no habla estamos perdidos dijo José Luis. Luego de infructuosos intentos sicoanalíticos con el mudo mate y ante la evidencia de estancamiento de aquella práctica, Javier confesó que tenía la solución al problema.

Y así fue, el Viernes 8 de setiembre de 1995 en una tarde templada y lluviosa el mate que durante días escuchó los intentos de análisis de aquellos neófitos sicólogos, por arte de magia tomó vida y dijo: yo era feliz, viví hasta hoy el ritual que se repite y repite, la parsimonia de la preparación del mate, el calentamiento del agua, el volcado de la yerba, la espera y el cebado, en un rito infinito que no cambia. De repente, han roto este círculo y siento una irresistible necesidad de morir, se corrigió, una irresistible alegría de morir y se arrojó de la mesa al piso quebrando por primera vez su caparazón. Con cinta adhesiva y cuidado quirúrgico, sanaron las heridas de aquel golpe, recuperando el compañero y el paciente experimental, las posteriores sesiones fueron cada vez más apasionadas, la motivación era altísima y el mate no paraba de hablar. Pero el trauma era severo e irremediable, a edad demasiado avanzada el mate despertaba a la vida salteando etapas, con casi 15 años de edad salía de su letargo directamente a la conciencia de ser, sin madre a la que amar, sin padre al que matar, sin niñez, ni adolescencia, repitió sus intentos suicidas hasta convertirse en una bola de cinta adhesiva. Un día no estaba donde debía, tampoco tirado en el suelo como solían encontrarlo, dicen que dicen, que cansado de ser sanado y sanado su último intento suicida fue directamente al cesto de la basura y al padre de José Luis le pareció verlo al sacar la bolsa la noche anterior.

Cuando los intrincados textos recomendados pusieron a los jóvenes estudiante en contacto con “el imperio del principio del placer” la confusión los dominó por completo. Para salir del paso José Luis llevó al extremo su costumbre de alejarse de la bibliografía del programa y sin una conexión coherente o fundamentada y sólo siguiendo su cuestionable sentido común comenzó a leer un poema de Emily Dickinson. José Luis leía:

“renunciación es una penetrante virtud,
es dejar que se vaya
la presencia por una expectativa
renunciación es elegir
en contra de sí mismo”

Y Javier repetía ¿dejar que se vaya la presencia por una expectativa?. Claro (interpretaba a su libre albedrío José Luis) dejar que se vaya la presencia por otra presencia es cambiar no renunciar. Cuando renunciamos a algo estamos actuando a pesar del displacer que nos provoca ese dejar que se vaya la presencia por una expectativa y actuamos en contra de nuestro placer. Si el principio del placer nos enseña que siempre obramos por placer entonces esta virtud (la renuncia de una presencia) vulnera el principio del placer. Otros poemas sirvieron para razonar los textos del programa y las horas pasaban sin prisa, sin humo pero con risa.

Al final de una de las magistrales clases de Frida sobre la pulsión de muerte, Javier pidió la palabra, Voy a hacer una magia anticipó, Yo no soy Antígona advirtió Frida (refiriéndose a la joven profesora de matemáticas que se murmuraba había sido timada en el truco del beso sin tocar), Ni cerca contestó Javier (Frida simuló no escuchar) y recitó el siguiente poema de Emily Dickinson:

El corazón pide placer primero,
después, ser excusado del dolor
y luego esos pequeños anodinos
que ahogan el sufrimiento.
Y luego ir a dormir
y más tarde, si esa fuera
la voluntad de su Inquisidor
el privilegio de morir.

Y de repente la clase que poco y nada había entendido de la magistral Frida, abrió su mente al entendimiento, ¡la muerte lleva a la reducción completa de las tensiones!, gritó uno del fondo, ¡los organismos sienten el impulso de volver a su estado inanimado pero quieren consumar tal objetivo cada uno a su manera!, gritó otro y cientos de comentarios reveladores surgían como si los estudiantes estuvieran poseídos. José Luis contó su experiencia del mate y aunque nadie lo percibiera Frida los abandonó mucho antes del final del cuento. En casa, Silvana se mostró contenta por la evolución de la clase, Frida tenía sentimiento encontrados le gustaba tener motivos para discutir con Silvana pero le parecía extremadamente ridículo e infantil que un mate se pudiera convertir en un paciente, y se entrecruzaron: ¿Qué ganamos con esto?, Nos divertimos, Esto no es un juego, ¿No lo es?

Continuará...

sábado, 9 de octubre de 2010

A N A L Í Z A M E (2º parte de 4)

Capítulo 2 – Te amo

Frida no vivió siempre así, o mejor dicho sí, pero al menos antes tuvo esperanzas y ahora las había perdido. De niña quiso amar a su padre con todo su corazón pero éste estaba tan preocupado, tan resentido, tan ensimismado que la descuidó, la relegó, la postergó y cuando quiso celarla la había perdido. Luego quiso enamorase, estuvo con todos los hombres que deseó pues su hermosa figura le jugaba a favor, pero vagó de brazo en brazo sin suerte, las pasiones se desvanecían en el aire, el encanto duraba menos que un suspiro y pronto los hombres pasaron a ocupar el último lugar de sus prioridades.

Lo único bueno que le paso a Frida fue Silvana. Antes de ser Titular en económicas, Frida era adjunta en la cátedra “Estructura Psicológica Social del Sujeto III” de la Carrera de Sicología, donde conoció a Silvana su mejor alumna. Silvana no era socialmente correcta, lejos de ser lo que tenía que ser y mucho menos ser lo que debía, Silvana (como José Luis) tenía ganas de ser Silvana, tenía muchas ganas ser Silvana, tenía más ganas de ser Silvana que de ser cualquier otra cosa. Silvana no va a realizar actos, va a cometerlos, jamás pidió permiso y se enamoró de Frida el primer día que la vio caminando por los pasillos de la universidad.

Frida parecía una estudiante, simulaba diez años menos de los que tenía, era bien bonita y perfectamente proporcionada, una primera impresión inversamente proporcional a la impresión que daba al conocerla, osca, seca, conservadora, desesperanzada, sin humor ni alegría, en una palabra: fea. Silvana se le acercó, se presentó y la invitó un café, habrá supuesto que era una estudiante como ella o en realidad le importó un comino, Frida aceptó sin quererlo en contra de sus propios principios y costumbres y comenzó una relación que duraría toda su vida.

Su primer café, su primera cita, fue en un barcito alejado de la facultad como si quisieran disociarse de aquel mundo de paradojas e hipocresías, en realidad ese pudo ser el pensamiento de Frida, a Silvana no le importaba, solo le gustaba ese bar y quería pasarla bien junto a esa mujer que de repente tanto le gustaba. Al entrar les invadió el aroma del café recién molido, un aroma que es increíblemente relajante para cuerpo, mente y espíritu, se pararon en la puerta por un minuto buscando una mesa vacía, había una pegada a la vidriera y otra bastante más atrás, casi no se veía y Silvana tuvo que adelantarse un par de pasos para espiar si realmente estaba disponible. Un buen lugar para conversar pensó Silvana y así fue, como si se conocieran de antes los temas fluyeron espontáneamente y Frida se dejó llevar por el encanto de aquel momento sin preguntarse demasiado. No hubo miradas, ni la más mínima insinuación, ni roces involuntarios, solo charla de amigas. Solo por esta vez, Silvana nada forzaría y lo que se tenga que dar se daría con la paciencia de los que saben lo que tienen por ganar, casi ni hablaron de la facultad, no se aclararon situaciones y se despidieron intercambiando celulares.

Silvana ni se inmutó al verla luego pararse al frente del aula, por el contrario se anotó como pasante y la siguió luego como amiga, colega y finalmente como adjunta en económicas. Silvana dio su primer gran paso al invitase a vivir al departamento de Frida con la excusa de compartir costos, Frida dejo entrar la felicidad a su casa, preparó la pieza con tanta ansiedad y ahínco que sospecho de sí misma, ¿porque estaba tan contenta? se recriminó entre dientes y cesó en su trabajo de bienvenida al punto que hizo a sentir a Silvana que la había aceptado de compromiso. Durante un año compartieron dpto. y trabajo, Frida renunció a la cátedra “Estructura Psicológica Social del Sujeto III” de la Carrera de Sicología y se quedó junto a Silvana en Económicas con más tiempo de ocio que de trabajo. Silvana en cambio atendía pacientes a discreción, concursó en Económicas solo para estar más tiempo con Frida y se reservaba los fines de semanas para disfrutar la compañía de su compañera.

Una noche la cena transcurrió al revés de la primera cita, estuvo plagada de miradas e insinuaciones, roces “involuntarios”, explicaciones y un beso de buenas noche que se repitió dos veces y en la última Silvana apoyo sus manos en la cintura de Frida dejando deslizar la yema de los dedos al retirarlos y Frida hizo lo propio con las suyas en los hombros de Silvana. Durante una hora ambas se quedaron acostadas, cada una en sus respectivas habitaciones, boca arriba sin nada más que un camisón y su mejor bombacha. Frida se preguntaba porque había puesto tanto esmero en elegir esas prendas, Silvana se preguntaba si había llegado el momento. Frida se levantó haciendo un esfuerzo para ser escuchada, forzó la puerta para que hiciera ruido, se tropezó con la mesita del distribuidor que separaba ambas puertas, abrió la heladera golpeando las botellas entre sí, tomó torpemente un vaso, mientras Silvana sonreía con la espalda apoyada a la puerta de salida de su habitación, adivinando las intensiones de Frida y esperando un poco más para dar el gran golpe. Cuando Frida abrió la puerta de la heladera para guardar la botella de agua, Silvana apareció por la puerta de la cocina iluminada solo por la luz de la heladera que pasaba a través del camisón de Frida y dejaba ver su figura desnuda con una hermosa y sensual bombachita negra de encaje, Silvana se acercó y apenas si dejo que sus senos toquen los de Frida y se besaron muy suavemente. Sin cerrar la heladera la tomó de una mano y la llevó a su habitación para amarse inocentemente, Silvana quiso un poco más de pasión, más besos, más juegos, pero para Frida era demasiado, y aunque lograron dos orgasmos simultáneos para Silvana fue demasiado poco. Solo unos segundos después Frida se levanto avergonzada y se volvió a su pieza.

De repente Silvana estaba confundida, un nudo de bronca y angustia conquistaron su garganta, un millón de lágrimas explotaron en sus ojos y siguió llorando hasta la mañana siguiente. No esperaba mucho de Frida pero aquello fue como una limosna arrojada con desgano y Silvana había puesto toda la carne sobre el asador, había esperado más que un tiempo prudencial (seis años desde el primer café) y no lograba quebrar las barreras que impedían a Frida aspirar a ser feliz. Se levantó muy temprano empacó todas sus cosas y se sentó a desayunar, sin paciencia para nuevas esperas miró a los ojos de Frida, que sonrió pensando en zafar, y le dijo: no puedo seguir jugando, yo te amo.

Continuará.

viernes, 1 de octubre de 2010

A N A L Í Z A M E (1ª parte de 4)


Capitulo 1 – Javier y José Luis

Aunque solo hayamos visto de ellos un mal reflejo, aunque hayamos convivido con sus sombras, las personas de esta historia existieron en la vida real y la verdad de lo que fueron con objetividad científica podrán leerlo en este texto, por lo tanto, lo que voy a contarles aquí es la pura realidad y cualquier semejanza con la fantasía es mera coincidencia.

Javier y José Luis estudiaron económicas y ambos se equivocaron rotundamente. Seguros de sí mismos, sostendrían este gravísimo error, en contra de su propia felicidad, para toda su vida. Pero el universo abrió para ellos la posibilidad de cambiar de carrera y aunque nunca descubrieron la ventana, al menos la aprovecharon para disfrutarla y por un instante saborearon en un mismo combo el placer, el estudiar y el aprender. Se juntaron por obra del destino para estudiar la disparatada, desubicada y bien odiada sicología, una materia que nada tenía que ver con los objetivos generales de la carrera y que salvo excepciones pasaba prácticamente desapercibida.

Sicología estaba dirigida por una titular que había encontrado en aquel lugar la comodidad de la estabilidad, Frida luchaba para mantener la preciada estabilidad que propiciaba la indiferencia de los alumnos, de los colegas y principalmente de las autoridades que para aquella época habían olvidado la existencia de la misma en el programa. Con frecuencia era dejada de lado para las ocasiones protocolares, casi no le llegaban comunicaciones oficiales así como nada se le exigía, nada le era solicitado y los días pasaban con prisa. El año que Javier y José Luis comenzaron a cursar sicología una linda buena persona (Silvana) concursó como adjunta de la cátedra de Frida en Económicas. Javier y José Luis hicieron contacto enseguida, no con Frida que los miraba con recelo, sino con Silvana que vio en ellos unos excelentes compañeros para digerir el espeso clima de estructuras e indiferencia que rondaba en aquella clase.

Javier tenía varios personajes en su haber: era mago, humorista, justiciero, ajedrecista y mujeriego. Como mago era cincuenta por ciento increíble y cincuenta por ciento un fracaso, algunos de sus trucos eran mucho más que trucos eran verdaderas magias y otros eran de una torpeza tan exagerada que robaban eternas carcajadas en sus espectadores. El más conocido de sus trucos consistía en ubicar una estudiante bella a una distancia prudencial, digamos cinco metros, vendarle los ojos y desde allí, sin tocarla, haría sentir sus labios y los labios de la bella estudiante. Aunque falló sistemáticamente en el truco de no tocar y tuvo que pedir disculpas a casi toda la universidad e incluso a algunas profesoras incrédulas, le sirvió (y luego a José Luis también) para propiciarse las bocas más preciadas de aquella época.

Por su lado, José Luis usaba las palabras para presentarse, le gustaban particularmente las más cotidianas y comunes, no era amigo de las que había que buscar en el diccionario y a pesar de ello, sorprendía al decirlas, quizás por la oportunidad o por la desfachatez o por la naturalidad con que las pronunciaba. Por ejemplo, Concha era una de sus preferidas, adoraba esa palabra y podía repetirla a discreción sin que sus receptores se saturaran (al menos eso creía él). Metía la pata sistemáticamente en cada intervención, prefería el riesgo al ridículo al mediocre silencio de los cuasi intelectuales. Preguntaba inocentemente hasta los conceptos más elementales y repetía la pregunta (cual Principito) hasta oír una respuesta satisfactoria o hasta sacar de los cabales al interlocutor del frente. Algunos profesores lo adoraban por la frescura con que enfrentaba su ignorancia, otros lo detestaban porque los arrastraba a evidenciar su propia ignorancia y casi siempre sus preguntas evacuaban las dudas de otros tímidos ignotos expectantes que ansiosos esperaban la interrupción de José Luis. Se lo caratuló de Gay por su acérrima defensa al gremio, por algún vestir inoportuno o por prácticas socialmente no varoniles, se lo caratuló de loco porque tenía muchas ganas de ser José Luis, se lo caratuló de que le gustaba que le digan loco porque insistía en ser José Luis y no la carátula que le propiciaban y se lo caratuló tantas veces y de tantas cosas que al final terminaron aceptándolo como José Luis.

Continuará...

sábado, 4 de septiembre de 2010

La encantadora

Hay tanta sonrisa en ese rostro
una sonrisa púber un rostro infante
luz, resplandor, tropo brillante.
Su encanto seduce, adolece, enceguece
a veces te espanta, otras te entristece.
Magia, belleza, deseo, pecado
somete con penurias a su encantado.
Pero no es virtud sino molestia
pues carga la pesada carga
que a ella ha encomendado
un dios postrero y enamorado.
Más vaya paradoja, al fin y al cabo
ella desea la suerte de su encantado.

sábado, 28 de agosto de 2010

LA CASA MAGDALENA (3 parte de 3)

La Mudanza:

Magdalena nunca osó burlarse de José Luis, “ya no lo amaba es cierto, pero cuanto lo amó”, intentó infructuosamente vivir en su casa disfuncional. La mayor complicación se le presentaba al intentar salir o entrar, los múltiples visitadores de su baño obstaculizaban constantemente su puerta de salida. Llegaba tarde a las citas por tener que esperar a un visitante descompuesto y solía esperar antes de entrar en el umbral de su propia casa con las puertas abiertas de par en par para ventilar los nauseabundos olores de un extraño.

Pero lo que más le molestaba, aunque admitía su propia culpa al respecto, era la mezcla de olores del baño y la cocina, defecar con olor a bife resultaba particularmente desagradable pero cocinar con los olores que llegaban desde el baño era inaceptable.

Finalmente, al ya conocido inconveniente de llevar comida caliente a los comensales se sumo la imposibilidad fáctica de tener invitados a dormir. La belleza estética de la casa, sus lujosas y cuidadosas terminaciones eran dignas de ser apreciadas y lucidas, Magdalena quiso mostrarlas, quería invitar a sus amigos pero la casa con más de una persona viviendo, comiendo o defecando se convertía en completamente inhabitable. Así que cuando finalmente comenzó a vivir con alguien tuvieron que mudarse y la casa quedó abandonada por largos años.


El Final:

Años más tarde José Luis ofreció a Magdalena comprarla por una suma superior al valor del mercado y Magdalena aceptó venderla por la mitad. Ella quiso tener un gesto agradable para con aquel hombre que alguna vez amó apasionadamente pero lo ofendió sin quererlo, José Luis la perdonó inmediatamente. El día que entregó las llaves liberó su antiguo espíritu y volvió a nacer, ahora era un hombre joven en un cuerpo mayor a él, la vida le devolvió con creces lo que había dado. Con los años José Luis logró gracias a su retórica convertir aquel fracaso en una herramienta de presentación, ser el loco de la casa Magdalena le dio más trabajos que rechazos. Su locuaz humor discursivo convenció a los clientes, nadie mejor para construir, decía José Luis, como aquel que había cometido todos los errores posibles y había aprendido de ello.

Ahora era dueño y señor de su proyecto y le sacó todo el jugo que le fue posible. La mantuvo impecable y la visitaba periódicamente junto a su hijo en una aventura que ambos disfrutaban enormemente y desde el punto de vista profesional una visita a esa tan hermosa y ridícula casa hacía que los clientes lo contrataran inmediatamente. Durante años disfrutó y usufructuó aquella posesión, sus cenizas fueron esparcidas en el jardín del fondo y una fiesta de despedida colmó la casa de amigos y parientes que adoraban a José Luis, así se cumplió su último deseo.

Al morir la casa paso al olvido, quedó nuevamente abandonada y se llenó de polvo y telarañas hasta que su hijo, recibido de arquitecto a puro remo en la misma Universidad que su padre, volvió a recorrer aquella casa para recordar los días de aventuras. Los ojos felices del hijo de José Luis no pudieron ver error sino virtud y comenzó a sospechar que la intensión de su padre fue cometer aquellos errores exprofeso. El hijo de José Luis no creía en las casualidades y se preguntó a sí mismo si alguien letrado como su padre pudo haber cometido todos los errores de funcionalidad juntos en una misma casa y se respondió que no. Cuando salió de su casa sabía perfectamente que haría, como lo haría y que resultaría finalmente. Y todo sucedió como lo había planeado (como José Luis lo había planeado), Magdalena fue feliz viendo a su hijo lanzarse a la fama internacional organizando visitas de todas las Universidades del mundo a la casa de su padre, dictando conferencias y sintiendo un especial orgullo por José Luis el loco de la casa Magdalena.

Fin

sábado, 21 de agosto de 2010

LA CASA MAGDALENA (2 parte de 3)




El proyecto:

Magdalena quiso mucho a José Luis pero José Luis se enamoró perdidamente, ella siguió su vida y José Luis dedicó su vida a Magdalena. Mientras duró su amor, Magdalena había comenzado el proyecto de su casa propia y José Luis le ofreció desinteresadamente participar con su reconocida trayectoria como Arquitecto proyectista, por supuesto sin cobrar por ello un centavo a pesar de la insistencia en contrario de Magdalena. José Luis tardó varios años en empezar la obra, nada le conformaba lo suficiente, el primer año se la pasó rediseñando espacios y ubicaciones, el extremadamente angosto terreno de Magdalena hacía inviable los proyectos tradicionales pero nunca objetaría algo de Magdalena. El baño paso por todos los espacios posible, de planta baja a planta alta, del frente al fondo, dentro y fuera de la casa, luego comenzó a pasear los dormitorios, la cocina, el comedor, la piecita de las escobas y pasaron doce meses sin plano definitivo.

La casa paterna de Magdalena era de esas casas invadidas de amigos, conocidos y desconocidos, era muy común encontrar gente que solo pasaba por allí para usar el baño y continuar su viaje, o encontrar a un amigo tomando mates en el patio con vaya a saber quién o simplemente un invitado del pasado que al no ser desinvitado paso a ser parte del paisaje. Por ello a Magdalena no le extraño y hasta le simpatizó una de las decisiones más controversiales de José Luis, la que fuera luego objeto de largos debates y crueles críticas en el mundo académico de la época. Al entrar a la casa por la puerta principal, una hermosa puerta de caoba de Britania refaccionada a nueva, había que ser muy cuidados de tocar primero porque allí José Luis había puesto el baño. Primero el baño, muy conveniente pensó Magdalena (ante todo era una mujer práctica), para que mis amigos que solo vienen a casa para usar el baño y continuar su viaje no tengan que ingresar a toda la casa, ni molestar a sus moradores.

Magdalena fue más allá, el segundo grupo de amigos que la visitaba eran los “cocineros”, llegaban e iban directo a la cocina se hacían unos mates, tomaban algo o ingerían un aperitivo. La segunda habitación debía ser la cocina sugirió y José Luis acató, le debía obediencia de vida y no pudo alertarla de la inconveniencia de juntar baño y cocina y elevó los errores exponencialmente. Una cosa llevó a otra y en fila india desde la puerta de entrada hasta el jardín trasero en el siguiente orden quedaron: el baño, la cocina, un dormitorio, otro baño, el lavadero, otro dormitorio, el living y el comedor. Según sus enemigos más acérrimos el peor de los errores consistía en no haber previsto una comunicación alternativa entre los ambientes, de tal forma que en la obra de José Luis cada habitación solo poseía una puerta de entrada y otra de salida. Así, para pasar de la cocina al comedor había que pasar por el dormitorio, luego el baño (note la complicación si este estuviera ocupado y hay que llevar comida caliente a los comensales), luego el otro dormitorio, el living y por fin el comedor.

Los materiales:

Un día descubrió en el anexo de un diario local que anunciaban cierta tecnología en los materiales que revolucionaría la arquitectura, José Luis perdió un año esperando los resultados de las investigaciones. Si bien nada de ello llegó a materializarse en la vida real, ese año de espera le sirvió para elegir cuidadosamente cada detalle en las terminaciones e hizo oídos sordos a las modas de su época, evito los azulejos, los revestimos de madera en las paredes, los artefactos de baño coloreados y en cambio escogió materiales clásicos y bellos. El mármol, los espejos y la madera vistieron elegantemente los baños, la pinotea, la caoba y el blanco los demás ambientes y revolucionó la cocina con un amueblamiento que nunca pasó de moda.

Antes de terminar la casa, Magdalena ya lo había abandonado, pero José Luis continuó su obra impertérrito como buen profesional que era. No escatimó esfuerzos en la tarea y casi relegó su vida por aquel proyecto, su espíritu preso en el corazón de Magdalena lo obligó a trabajar como esclavo. En ocasiones a sabiendas de las limitaciones económicas de Magdalena escondió gastos a su propio costo pero tampoco José Luis gozaba de una situación económica holgada. Trabajó más de lo humanamente posible para juntar fondos que le permitieran enfrentar los gastos ocultos, se endeudo y casi quebró en varias oportunidades.

En medio de burlas y críticas descarnadas entregó las llaves a su amada de una casa que ostentaba la paradoja de finos detalles en las terminaciones y excelente gusto estético con todos los errores posibles de funcionalidad que se pudieran cometer.

Continuara…

sábado, 14 de agosto de 2010

LA CASA MAGDALENA (1 parte de 3)


Los personajes:

José Luis, arquitecto con necesidades filosóficas existenciales, dibujaba comics y diseñaba casas totalmente disfuncionales, medalla de oro de la Universidad Nacional del Litoral, era bello, seductor, políticamente correcto, respetado por una parte de la comunidad arquitectónica de su época a quienes logró seducir con su retórica, sus grandilocuentes discursos y un intachable curriculum que lo respaldaba y vapuleado por otra parte de la comunidad arquitectónica que no cesó de criticarlo hasta los últimos días de su vida. Una de sus obras más criticada en vida y premiada póstumamente fue la casa que diseño para su eternamente amada Magdalena a quien nunca logró conquistar definitivamente.

Magdalena no era rubia, ni de ojos celestes, ni barbi, ni muy bella. Pero tenía los ojos más felices y al verla, al verte, encarcelaba tu corazón por siempre. Magdalena tenía un perfume a factura recién horneada, dulce, suave, daba hambre de besos olerla. Desinhibida y libre, amó a José Luis apasionadamente, como amó a otros, porque ella solo conoció una forma amar, amar apasionadamente.

El beso:

Se besaron por primera vez ayudados por una mezquindad arquitectónica de esa época, como no podía ser de otra manera, la historia de José Luis estuvo siempre ligada a los avatares de la arquitectura desde la más tierna infancia. Se encontraron encerrados en un pequeñísimo (agradeció José Luis a los constructores amarretes) ascensor que los juntó lo suficiente para tentar a la pasión y casi los obligó a besarse. Fueron hasta el décimo piso y bajaron a planta baja, visitaron el primero y luego el segundo, subieron al noveno y se cuasi desnudaron, cuando la viejita del octavo se horrorizó y los obligo a cuasi vestirse. Corrieron a un motelcito que ella conocía a la vuelta de la esquina con un par de piernas en la puerta de cartel de bienvenida y allí, ustedes saben.

Sus encuentros posteriores no fueron menos apasionados, inventaron los lugares más disparatados, José Luis puso sus conocimientos de arquitectura al servicio del sexo y ella aceptó gustosamente, hubiera aceptado cualquier excusa para amar apasionadamente. Lo hicieron en el baño, la cocina, en el tanque de agua de un edificio, en casa de gobierno, en la casa más antigua de la ciudad, en el hall de una casa habitada y hasta en el campanario de la catedral de plaza de mayo.

Pero José Luis fue demasiado lejos cuando en busca de un regalo eterno decidió, entregarse completamente a su amada Magdalena. Planificó cuidadosamente el encuentro, no debería ser excesivamente romántico (no era el estilo de Magdalena), debía parecer casual y espontaneo (y realmente lo fue más luego verán porque). Se encontraron en una ciudad densamente poblada, caminaron erráticamente en busca de una plaza para dormir la siesta y al cruzar un motel que ninguno de los dos conocía la invitó a hacer el amor. La acarició con la ropa aún puesta y ella levantó temperatura lentamente, la beso, la desnudó prenda por prenda y la beso y la beso hasta que Magdalena ardió en boca de José Luis. Luego terminó de desvestirse se subió encima de Magdalena, luego ella encima suyo y en el momento cumbre del acto José Luis le regaló su espíritu. Luego entendería que se le fue la mano, fue demasiado lejos, quemó las naves y ya no podría recuperarse nunca, quedó completamente enajenado.

Continuara…

lunes, 19 de julio de 2010

Un amigo de fierro.

Puede ser amigo o amiga les pido por favor no entrar en debates de género. En Argentina llamamos amigo de fierro a ese amigo que da la putísima casualidad de estar al lado tuyo cuando más lo necesitas. Puede estar a tres mil quinientos kilómetros o no llamarte nunca y ese día te llama para preguntarte como estás o pasa por tu laburo y te invita un café o simplemente tiene la oreja cerca, muy cerca y justo cuando lo necesitas, él no te necesita.

A esos amigos de fierro les deseo un feliz día.

Amigo, amiga
han pasado aguas calmas y caudalosas
bajo este puente que nos une.
Hermosas tardes de verano,
tormentas y frio invierno.
En la calma y en las hermosas tardes
se descubre y es en las tormentas
cuando se fortalece y consolida.

viernes, 16 de julio de 2010

MEMORIA

Porque el olvido es una las formas de la memoria, su vago sótano. (Jorge L. Borges)

Amarás como nunca antes has amado
y otra vez serás amada
y olvidarás los recuerdos que te he dejado
porque olvidar es una forma de recordar el pasado

Siento que nos conocemos de toda la vida, imagino nuestra infancia, imagino que te invito a la plaza de mayo a trepar el ombú de casa de gobierno y en un abrir y cerrar de ojos nos veo adoleciendo la adolescencia, descubriendo el sexo, leyendo un libro, una postal, teniendo ideales y defendienlos, cambiando de parecer a cada paso, luego transcurrimos los avatares universitarios y hacemos ecos en la razón y el conocimiento, intercambiamos ideas y conceptos y disfrutamos descubrir lo que empezamos a saber que no sabemos.

Quizás fue así y lo hayamos olvidado, pensándolo bien, no sé si lo he imaginado o es en realidad que empiezo a recordarlo. Veo una imagen difusa que parece un recuerdo borrado, quizás una mente perversa ha instaurado nuevos recuerdo sobre aquellos días pasados. Te acordás el primer día que nos vimos, yo apenas tengo un recuerdo vago, ¿antes no te había visto o quizás lo he olvidado?

miércoles, 7 de julio de 2010

Vacaciones en Colón: PAPÁ y MAMÁ

Ellos siempre quieren que vayamos, siempre quieren. Ellos siempre prefieren, sugieren. Papá es un tipo excepcional, El Pato para los amigos. Mamá un personaje de cuentos.
Papá ceba mates por doquier, observa, charla con extraños, ceba mates, controla, disfruta, ceba mates.
Mamá cuida su piel meticulosamente, es coqueta, se cuelga un collarcito en compose, no se pinta ni se excede. Mamá en medio de una playa repleta, se calza un par de patas de ranas, unas antiparras de buzo y atraviesa lo más campante la arena hasta el río. Los bañista sorprendidos se alejan con disimulo. Los guardavidas se alertan, la siguen cuidadosamente, pero al verla alejarse con maestría en seguida se tranquilizan. El pato controla cada movimiento. Mamá se va hasta convertirse en un punto en el horizonte, vuelve, pasa por enfrente nuestro, pasa un poco más allá y sale frente a los guardavidas que la saludan con respeto.
Fue un viaje corto, fue un viaje de silencios, de sol, mates y un pescado. Papá me acompaño a cargar nafta, dimos una vuelta, dormimos la siesta, la Marija extrañó, suerte la tuya que tenés a quien, la Caro puso la oreja… ¡puta que vale la pena estar vivo!

jueves, 17 de junio de 2010

ESE TIEMPO QUE NOS DEJÓ DISFRUTAR

Una vez pensé en mi corta mente e imaginación:
El tiempo como la rosa es sin porque
Irrespetuoso sórdido anarquista
Y aunque inútil fuese ganarle una partida
Vale la pena jugarle con alegría.

Luego tuve la inteligencia de leer el poema KATRINA'S SUN-DIAL de Henry Van Dyke:
Hours fly,
Flowers die:
New days,
New ways:
Pass by!
Love stays.

Time is
Too Slow for those who Wait,
Too Swift for those who Fear,
Too Long for those who Grieve,
Too Short for those who Rejoice;
But for those who Love,
Time is not.

Y luego o quizá antes, tuve la suerte de recordar algo que había olvidado, archivado vaya a saber en que recóndito rincón de mi memoria, que alguna vez escuché del amor decir, “el tiempo se congeló y nos dejó disfrutar”.

Magdalena Dickinson, aunque era dos años mayor que yo, cursaba sexto grado mientras yo estaba en quinto, ella era la mayor de su curso y yo el menor del mío. La conocí en un recreo y me enamore perdidamente y ya nunca volvería a ser el mismo. Toda mi vida giró alrededor de ella, sus juegos, sus amigas, su factura de las 10:30, su delantal siempre manchado, sus ojos felices y su audacia.

Su audacia sobre toda las cosas, el día siguiente a que le declaré mi amor, en el recreo de las 10:30 con un cuarto de factura aún en su boca se acercó, sonrió levemente y me besó con una pasión completamente desubicada para aquella edad. Tuve que mentirle al mundo para poder estar más tiempo con ella, llegar tarde, no ir, escaparnos en cada recreo durante siete eternos días. Luego sus padres se la llevaron a vivir al exterior o algo así, nunca volví a saber de ella. El día que se despidió lo hizo sin melodramas, sin luto, sin escándalo pero con palabras que yo no podía entender, me dijo, el tiempo se congeló y nos dejó disfrutar.

Me encantó eso de encontrar un tiempo que no es egoísta que "nos dejó disfrutar" un tiempo cómplice, amigo. Un tiempo que se congela para permitir a los amantes por un eterno instante ser felices como los ojos de Magdalena. Si el tiempo es egoísta y a la vez no lo es, habrá de tenerle paciencia como se le tiene paciencia a un amigo, algo se tendrá entre manos quizás un quizás que no podemos, no queremos o no sabemos.

viernes, 11 de junio de 2010

Converso a la Noche…

Le digo a la noche que recuerde mi llanto
Le miento al día sobre mi alegría
Le cuento a la noche toda la angustia mía
Despierto olvidando que vivo sin canto
Demoro la noche comparto su encanto
Escucho el silencio mientras la acompaño
Colecciono lágrimas de amores de antaño
Converso a la noche, me contagia su encanto

lunes, 7 de junio de 2010

Ignorado

Veo el viento viajar por el aire
Y los pueblos bañarse de sangre
Escucho las hojas bailar en los árboles
Y los niños gritar tengo hambre
Siento amor penetrante desquisiado
Y el dolor de ser ignorado

Conspiración

Conspira una hoja para reinar todo el bosque
Se adueña del árbol, conquista una hormiga
Le dice a la noche que odie al día
Hace que la luna sea su enemiga
Reclama la ayuda de una vieja arpía
Se llena de miedo se esconde y conspira.

Los Siperos

Ni dulces ni amargos, ni blancos ni negros
No tienen amigos, son solos y ambiguos
Dicen que su voto es no positivo
Te dicen “si pero” los muy lastimeros.

UNA SIMPLE FORMALIDAD ADMINISTRATIVA.


Despertó mayo 2010 y nuestra empresa una pequeña organización desorganizada enfrentaba el dilema reiterativo de elegir entre cientos de tareas que deberían ser ejecutadas en un tiempo tirano, sórdido e inalcanzable.

Nuestro espíritu hacedor (digo nuestro espíritu hacedor que es virtud y también defecto, cuantas veces hemos atropellado, ofendido y sorprendido a amigos y desconocidos sin intensión pero con culpa en este arrebato por ver que se ha hecho lo que fue proyecto del pasado) nos traicionó de nuevo y agregó a esa interminable lista de tareas una simple acción comercial, sencilla y efectiva, tan antigua como conocida, fundadora de la patria mía, impulsada por French y Beruti y luego interminablemente imitada, también llamada Volanteada.

Ya el tercer día de mayo enumeramos los pasos que seguiríamos para completar esta tarea que supimos concebir. Cual lista de supermercado enumeramos las acciones para completar la tarea como sigue:
1- Contratar una empresa de promociones
2- Diseñar un volante y mandar a imprimir
3- Elegir el lugar “estratégico” para la volanteada
4- Conseguir elementos al efecto, mesa, sillas y gazebo
5- Solicitar la autorización Municipal correspondiente

Contarles sobre las primeras cuatro acciones sería tan evidente como aburrido, son cosas de la realidad conocida. Pero la intrigante, compleja y fantástica solicitud Municipal encierra una mística historia que mezcla finamente la angustia con lo descabellado, la realidad y la fantasía, la impotencia y el humor, los ellos con los nosotros. Allí lejos del mundo real acontecen, conviven y reviven los muertos, los vivos y desaparecidos.

Para quienes como yo pisan los talones de los 40 recordarán la tira cómica de Asterix y Obelix cuando Julio César los obliga a superar doce pruebas de las que solo los dioses podrían salir bien. Si no las superan, se rendirán; si las superan, Julio César se pondrá en manos de los galos. Una de ellas consiste en una “simple formalidad administrativa” para lo que deberán entrar en la casa que enloquece y obtener un permiso que les permitirá acceder a la prueba siguiente, la forma A38. Si no la han leído abandonen este penoso cuento mal escrito y busquen en Internet: “una simple formalidad administrativa” y a morir de la risa.

Preparados los 4 primeros, el día 4 del mes citado, es solo coincidencia, cerca de las 8:30 de la mañana no recuerdo la hora exacta, cruce valiente y confiado el portal que separa este mundo de la casa que enloquece. Nota solicitando la autorización pertinente en una mano, sable y escudo en la otra y armadura en compose tallados estos últimos tres elementos con el emblema de nuestra empresa en acero forjado.

La nota debe ser presentada en mesa entrada, de camino a dicha oficina me encontré con Gerardo Gómez un amigo de la secundaria que me recomendó primero hacer la cola en caja para sellar la nota antes de presentarme en mesa de entrada. Buena recomendación pensé al tiempo que le pregunto que hacía allí, Gerardo vive en una oficina abandonada debajo de la escalera principal junto a otros ilustres ciudadanos desaparecidos que han optado por instalarse a vivir en la casa que enloquece en aras de terminar un trámite similar, Gerardo vive allí desde 1999.

Un par de días después los empleados de la oficina de autorizaciones, cita en el piso 10, amablemente me informaron que estaba a mi disposición la “cédula” para que pasara a retirarla. Fui ingenuamente a buscar mi autorización y me desburré que una cédula no es un autorización. Con la cédula te debés presentar en el predio municipal, a solo 15 cuadras de la casa que enloquece, para abonar el impuesto. Ya en el predio hice cola en la caja para pagar, ¡pero no!, primero hay que pasar por la oficina de Rentas para que te liquiden el impuesto, oficina que había cerrado mientras hacia cola.

Volví al día siguiente (intento hacerlo lo más corto posible), saque número y esperé a ser atendido, esta no es la oficina de rentas pasá a la oficina contigua ronroneó una niña sin demasiada cortesía. Vuelta a sacar número y esperar, pero allí era por orden de llegada, tiro el número y hago cola, hoy vine con tiempo pensé, me atiende otra ronroneadora que dice que este tema lo atiende Carolina y señala otra niña que trabaja en una computadora más atrás, lenta y pausada Carolina se acerca y paradita me toma la papeleta y dice haceme una fotocopia de esta cédula. Tomo la cédula y hago cola en la fotocopiadora al efecto, me cobran 25 centavos y vuelta a hablar con Carolina. La miró lo más furtivo posible y ante su negativa a prestarme atención lanzo mi sable logoneado que se clava en la pared a pocos centímetros de su rostro, me mira y lenta y pausadamente se me acerca. Ok dice esto lo liquida la jefa de renta y se retira, me siento espero unos 10 minutos y aparece con la fotocopia con una observación “no establece stand”, es un error de la oficina de autorizaciones ladra. Mientras tanto la oficina de multas visitaba mi empresa para labrar un acta por el no pago del impuesto, si si escucho bien, ¡me multaron!

Día 14 vuelta al piso 10 de la casa que enloquece pero primero debo hacer una nota previo sellado y presentarla en mesa de entrada. Espero dos días, cae otro inspector a la Empresa queriendo cobrar multa y labrar el acta, le explico lo sucedido le muestro mis notas y me dice que estoy mal predispuesto. Me llega una nueva cédula, voy al predio ferial pregunto por Carolina, no está, pido por la Jefa de Rentas y me pasa con Cristian que pregunta ¿había Stand? Digo cuanto sale la autorización con Stand. Veinte pesos replica. ¡Veinte pesos! Cobrame el Stand. Cristian liquida. Voy a la caja y pago Veinte pesos.

1 de junio todavía debo presentar la nota en autorizaciones para que acrediten el pago en la oficina 10 de la casa que enloquece, ¿previa nota y sellado? No se, mañana les cuento.

PD: un secreto: no se puede enloquecer a un loco, como mucho podrán curarme.

AL TITIRITERO


El titiritero prepara sus trastos, ¡espectáculo en vivo!, trastos tan vivo como seres vivos. Improvisa un soporte para el telón con la silla alta de mamá, esa silla que fue la silla de mi hermana, mía, de mis otros hermanos y de todos los sobrinos, que sentados en hilera, observan atónitos el despertar de esos humanitos que al ritmo de la parcimonia de su titiritero comienzan a girar sobre sus hilos para desperezar sus músculos y huesos dormidos.

Dos han quedado retrazados, atemorizados y se escudan en sus tíos por temor a ser atacados, pensarán que quizás estos hombrecitos con estatura de niño y cuerpo de grande, además de hablar, muerden. Uno pronto saldrá de su escondite para sumarse a la hilera, el otro más precavido se mantendrá en su guarida hasta el final de la fiesta.

Los grandes simulando acompañar a los niños, se han acomodado un poco más atrás, también en hilera y poco a poco ya no prestarán atención a sus hijos concentrados en el cantar y el bailar de los títeres, habrán por un momento vuelto a ser niños, más niños que los niños allí presentes. Dicen que dicen, que casi sobre el final se vio un par de grandes peleando la primera fila, codeando a su propio sobrino para ganar una mejor plaza.

En hilera y en el sofá de casa, mi casa, la casa de mis padres, se podían apreciar las caritas, tan encantadoras, tan bonitas, tan caritas, de los más pequeños que por un segundo alcanzaron la felicidad suprema. Carita de orgullo porque ese es su tío, ya conoce el espectáculo y es casi dueño de los títeres, sabe que va ha tocarlos con sus propias manitos. Carita de sabandija que mira donde meterá su cola el diablo. Carita de diva relajada, cual escote desinhibido muestra la piel desnuda de una lola que olvidó su papel de diosa para convertirse en niña al son del show. Carita de niño grande que pone límites, temores y reglas. Carita de rubia y de modelo.

Carita de niño distinto, diferente, raro y loco, mi carita junto a los niños, en primera fila codeando a mis sobrinos, buscando un mejor lugar, una mejor plaza. Si solo hubiera podido tocarlos hubiese sido supremo, pero no me anime a tanto. Igual gracias, muchas gracias al titiritero, por mí, por los niños y por todos.