viernes, 18 de febrero de 2011
Aprender a jugar
Me enseño a jugar ajedrez y adelanté los peones, moví las torres y los alfiles hacia el infinito, aprendí la libertad de la reina y la importancia y las limitaciones del rey, por último entendí los saltos esquivos del caballo traicionero. Me motivó a aprenderlo dejándome ganar convenientemente, pero no aprendí a jugar sino hasta que no se dejó ganar más y perdí hasta el hartazgo. Durante años insistía engañado por aquellas primeras partidas, convencido que podía ganarle y seguí jugando y perdiendo, al cabo de unos años me preguntó si no me aburría de perder todas la partidas y le respondí ¿no te aburres tú de ganar todas la partidas?.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Y a veces, cuando ya estàs preparado para superar al maestro.. el maestro ya està cansado de competir.. Abrazo,
ResponderEliminaro no está preparado para perder...
ResponderEliminar...nunca lo sabremos ;)
ResponderEliminarEn el ajedrez, como juego-ciencia màs evolucionado del azar, muchas veces ganar es no jugar. Cuando quiero ganar un reto apuesto, contra mi mismo, a perdedor...
ResponderEliminarJAvi88
Javi88 buen punto... muy bueno, un abrazo
ResponderEliminarmuy bien el maestro, muy bien el aprendiz, aburrido seria no jugar.
ResponderEliminarpor suerte creo que los maestros nunca se cansan, son maestros-aprendices hasta el fin
... y los aprendices son maetros desde el principio. un abrazo y gracias por comentar
ResponderEliminarcada partida es un desafio que no tiene escrito finales, hay que jugarlo!
ResponderEliminarMechi: Un amigo profesor de eduacación física dice: que en los argentinos no sabemos hacer deportes para divertirnos solo lo hacemos para competir, en otros países no es así. Un abrazo.
ResponderEliminar