CAPITULO 1: Todos los trabajos estaban prohibidos
Con la llegada del invierno, todo el país, tanto propios como contrarios, vio muerto a su máximo líder político. El gobierno declaró luto nacional y apagó las luces. Hizo que los teatros y los cines levanten sus funciones y los comedores bajen sus persianas. En principio se pensó en un periodo de luto de no más de tres días pero, por error tipográfico o por exceso de devoción de los ministros encargados de ejecutar la orden presidencial, el decreto que ordenaba el cese de las actividades y la prohibición de trabajar no llevó (y luego nadie se animaría a admitir el error) fecha de vencimiento. La única actividad permitida fue la proyección de una película del occiso frente al monumento nacional que se repetía día tras día, en un rito insoportable que convirtió pronto a dicho mausoleo en el más solitario estandarte de la nación, pues la gente esquivaba pasar por allí aunque tuviese que alargar camino y todos los vecinos se mudaron dejando vacías todas las casas y edificios a más de mil metros a la redonda de la pantalla gigante que proyectaba y ocultaba al líder y al monolito, respectivamente.
Extracto de la Bitácora del ilustre jesús fernández, rescatada del fuego...
Día de la fecha, 26 de julio, ...y Dios dispondrá que la benefactora termine su vida terrena... en tanto en mi tierra, la única que cuenta, el famoso Decreto ordenaba que todos los trabajos estaban prohibidos y después descubrí que no solo trabajos y quehaceres pagos se prohibían, sino tantas cosas; por ejemplo no se puede vender en las playas ni en la calle, está prohibido pasear perros, porque además no hay más perros (están prohibidos por ser un símbolo del status perdido), no se puede ir desnudos por las calles, de todos modos el frio lo impide, se prohibieron los fuegos artificiales, de día y de noche; en la plaza hay un controlador (ad honorem) que te hace la multa si das de comer a las palomas, perros y gatos callejeros y ni siquiera te podes meter a las fuentes, que además no tienen agua, mucho menos en verano. El colmo son los jardines y paseos, llenos de yuyales, ya que se prohibió cortar el césped. Está prohibido pisar fuera de los caminos o veredas en las plazas, y ojalá no pises un hongo o una flor, te matan. No se puede fumar en lugares públicos y privados, está prohibido besarse adentro de los autos y a los jóvenes se les multa si usan piercing o tatuajes osados. En todo el país se condena la prostitución a pagamento, ni siquiera está permitido robar carteles o hacer grafitis en las paredes. Ni se te ocurra poner música, te multan con 100 días de cárcel. No se pueden repartir volantines afuera de los lugares de concurrencia pública y para no interrumpir la paz, tampoco adentro. Ni que hablar de los lavavidrios o mangueadinero en los semáforos, a tiros los corren. Se reprime con la horca lavar el auto. No se puede pasear con cervezas en la mano ni menos ir a comer a restaurantes étnicos. Esta terminantemente prohibido en la playa ir en cueros, jugar a la pelota, construir castillos de arena, recoger piedritas y moluscos y ni si quiera juntar arena, no solo en contenedores de cualquier tamaño a tal fin, tampoco en los bolsillos, toalla y/u ojotas. Si te duele la espalda o estás contracturado, quedate tranquilo, no te quejés (está prohibido, porque no debemos generar el descontento ni por contagio) y no te hagas hacer masajes, las multas son saladisimas. Se sanciona a quién da limosna, y a quién la pide, ni siquiera en la iglesia a la hora de la misa se podía; pero la lista es larguísima y nadie sabe dónde termina...”
El país se sumió en la más absoluta pobreza, no ya de bienes solamente, sino también de dignidad, de sentido, de ganas de vivir. Descontentos como los de jesús se repetían a lo largo, a lo ancho y a lo alto del territorio nacional y un estado de ebullición reinaba en todos los estratos sociales que vieron vulnerado su preciado derecho a trabajar. Quedaron exceptuados, por supuesto, los ñoquis del Estado a los que se les permitió continuar en sus puestos rentados, pagándoles desde la reservas del Banco Central, ya que pasaron a ser el más claro ejemplo de que lo debía hacerse, nada.
Un comienzo muy a lo Saramago.. a ver cómo salimos de esta!
ResponderEliminarSi si deberíamos disculparnos ¡perdón saramago por plagiarte!
ResponderEliminarAdemás fíjese ud. que se está haciendo una costumbre usar a mis seguidores para generar publicaciones :)
vuelvo a publicar el sábado que viene las segunda parte de tres, vamos a ver como salimos saludos
A mi me da toda la impresión de que esto no es un cuento... es una expresión de deseo de los escritores... vamos a ver como sigue, espero ansioso...
ResponderEliminarquizàs con mucha razòn no sea un "cuento" pero claro, seguro que no es un "deseo", ni menos freudiano, LAMENTABLEMENTE, y lo digo mayùsculamente, ahora que leo como lector, veo que le podemos llamar "relato" de una realidad, que es èsta, la cual que vivimos hoy...
ResponderEliminarOjalà se convierta de relato a cuento, esto si que es un deseo!!!
Gracias por la intervenciòn, Javi88
Ojalá lo que tiene de relato se convierta en cuento, lo que tiene de real en fantasia, jaja.
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